viernes, 16 de julio de 2010

De la iconoclastia a la colaboración mutua

O de la creatividad entendida como un don al concepto de creatividad es igual al trabajo, trabajo y más trabajo.

Años llevaba observando las diferencias entre el mundo del Arte y cualquier otro mundo que aún viviendo cercano, se mantenía a cuatro pasos. Cuarenta y cinco mil cuatrocientos, quinientos, veinticinco, doscientos cuatro días escuchando y entendiendo procesos dispares, en apariencia. Si bien, por obligadas circunstancias, comprendía la mayor parte de estructuras numéricas que desembarcan en contabilidades y políticas empresariales, por otro lado, entrenaba la desestructuración de la masa para combinarla en mejores proporciones y así, explicar con mejor resultado los movimientos. 

La cosa, se pone fea, cuando, de forma casual, tienes encuentros "sospechosos" cuando empresarios, físicos, químicos, matemáticos, contables se explican a si mismos en proyecciones simétricas que, en realidad, nunca consiguen hablar de ellos. Cuando enarbolando la bandera única de complejos asientos de regularización de sumas y saldos les distancia de todo contenido, mostrándoles en una sola línea donde pareciera que el amor a un haber tremendamente repleto les alejara de los cuestionamientos  que identifican a las personas.

Oscuros laberintos de no explicación y de no entendimiento ¿Quien dijo que un artista no tiene que comer, beber, vivir bien? ¿Quien contó que el amor al arte nos sustrae de vivir de forma "materialista" vidas enteras? ¿Que si le presionas, terminará haciendo, casi gratis, por amor al arte? 

Y lo peor, ¿quien concluye que el artista no dispone de una técnica absolutamente testada y exitosa, por siglos enteros, que contrasta con el éxito, siempre temporal, de políticas contables e ideológicas. ¿Exitosa, a través del tiempo, más que de creencias y patrones que mueren y nacen en dos suspiros y medio?

Aún más fea, la percepción y la acción del arte, que se aleja sin dejar de escuchar palabras. Decía un profesor viejo "No escuches la palabra que emite el actor y verás si está o no en escena. Verás que quiere de verdad y podrás orientarle con mucha más facilidad"

Las palabras que ocultan, razones humanas de peso que soportan responsabilidad por el comer de los demás, aunque por el camino, lleguen contabilizando más haberes para si mismos y más debes para los otros. Y que hace sólo un momento, hablan de ser honestos. Quieren ser honestos. Transparentes. Cuanta oportunidad con solo esperar que sigan hablando hasta llegar a ser sus mismas palabras. Y cuanto trabajo queda por un futuro menos incierto, si acertáramos a cumplir con el trabajo de orientar y dejar de tomarles por la imagen que se anda desvaneciendo de "Yo sólo soy una máquina perfecta de solo hacer dinero". Aunque aún torpemente, desplieguen alas, en breve, navegaremos en los mismos barquichuelos. Porque la única forma que tienen de hacer más dinero, en estos tiempo, es la de ser más honestos y lograr explicar con mejor acierto que no son líneas dibujadas en el espacio, sino que contienen valores aunque aún lleguen llenos de miedo.

Levantarse y comunicar que los artistas tenemos herramientas, aunque no sean las suyas. Esforzarse en quitar miedos que ellos llaman usando la palabra iconoclasta y otros graciosos y molestos gestos, no debe arredrarnos y sugerirnos que nos quedemos en casa.

Ellos quieren hacer branding y nosotros debemos brindarles, la oportunidad, de enriquecerse de dinero y de contenidos abriendo posibilidades de encuentro y de diálogo para que puedan conocer la diferencia de compartir experiencias, enriqueciéndonos de dinero y de contenidos, a nosotros mismos, siendo útiles.

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